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Olga Montero: “Para muchas de las personas con diversidad sexual el sufrimiento mayor es el rechazo de la familia”

Olga Montero Rose es psicoanalista, miembro de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Ella estuvo presente en el Hay Festival y conversamos sobre su más reciente libro titulado “La rebelión del género”. Nos cuenta que surgió de las reuniones con sus pacientes jóvenes sobre la diversidad sexual y de cómo a los padres les cuesta aceptar ese cambio. Lo que espera con sus reflexiones es tender puentes de comunicación entre padres e hijos ¿Será posible? Ella asegura que sí.

Freud consideraba que la orientación sexual definitiva era el resultado de una serie de factores tanto constitucionales como ambientales. ¿También lo cree así? 

Absolutamente. Digamos que no hay un cuerpo que esté destinado a algo. Creo que el cuerpo se arma en la cultura. El niño no viene con un idioma interiorizado, aprende el idioma que le hablamos. Y así como aprende eso, aprende lo que le decimos y contamos. Antes de nacer el bebé tiene una serie de ilusiones, deseos y esperanzas de sus padres. Y si no es como deseamos habrá que seguirlo en sus sueños y no tratar de adaptarlos a los nuestros. Es inevitable tener fantasías y deseos de nuestros hijos, es normal. Pero si vemos que no les gusta y los obligamos ahí hay violencia. 

¿Existen causas que generen esos cambios en los jóvenes que se identifican muy diferente al género con el que nacieron?

Creo que preguntarse por las causas es una pregunta muy natural, pero no nos lleva a una respuesta única y concreta. Los seres humanos somos tan diversos en nuestras identificaciones, en las cosas que nos gustan. También en lo que sentimos que no podría hablar de una causa específica en ninguna circunstancia. Pasa también que preguntarnos de una causa es como preguntar que haya algo que está mal. Porque uno no se pregunta porque es heterosexual. 

Eso me pasó con la primera novela “Cortejo” y los comentarios que recibí fueron absolutamente diversos. El psicoanálisis se trata de eso, no es un lugar de generalizar, al contrario es para entender a la persona con sus afectos, sus identificaciones y sus interpretaciones de la vida.

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De los padres que llevan a sus hijos a las consultas ¿cuántos de esos estos logran entender que sus hijos tienen diferencias sexuales y hay que aceptarlos?

Muchas veces llegan asustadizos, muy cerrados, con ideas muy conservadoras y el problema está en no escuchar que hay más. Pero los padres finalmente vienen preocupados por sus hijos pero con ganas de ayudar. Si ya llegan a la consulta tienen ganas de ayudar y hay transformaciones muy bonitas con los padres. Logran entender, a tener conversaciones conmigo, con sus hijos y hay entendimiento. En el agradecimiento que hago agradezco a los padres y a mis pacientes por la perseverancia y el amor. A pesar del miedo y de la concepción diferente que tenían el amor persevera y logra aceptar al hijo que tiene. 

Uno cuando va a tener un hijo siempre piensa -hasta yo lo pensé- que nuestro niño esté sano y feliz. Pero cuando crecen nos olvidamos de eso y queremos que sea como lo imaginamos, creyendo que es lo mejor. Pero lo mejor para nosotros no es necesariamente lo mejor para ellos. 

En la actualidad vemos y escuchamos a personas que quieren ser llamadas con ciertos pronombres como “elle” y otras denominaciones tales como “bisexual”, “pansexual”, “drag” y muchos términos. ¿Podría pensarse que esas nuevas palabras son propias de esta generación, que lo hacen por seguir modas o que es necesario?

Creo que es una necesidad, no es una moda. Las personas que no se identifican con su sexo asignado al nacer y no se identifican con los pronombres masculinos y femeninos buscan transformar ese lenguaje para que los represente y me parece que eso es muy válido. Porque hay toda una discusión al respecto si eso malogra el lenguaje.

Por ejemplo, la Real Academia incorpora nuevas palabras en el diccionario por el uso, como cuarentenear o covid; por la situación que vivimos estos últimos años. Entonces, porque no habría espacio para que todos nos sintamos incluidos en el lenguaje también.

La diversidad sexual existe, seguirá existiendo y tal vez haya nuevas. Así como el lenguaje se modifica en sus palabras,(…) las palabras que representan la diversidad evidentemente van a permanecer.

Comentaba que esta diversidad, estos cambios, no son propios de la actualidad que venía desde hace siglos ¿Por qué a pesar de ello hay esa negación a aceptarlo?

Creo que la cultura y la sociedad son parte de ese rechazo y negación. Digamos Foucault que es un filósofo que admiro muchísimo nos hablaba de cómo la cultura genera discursos donde avala o crítica un tipo de poder. Por ejemplo, el patriarcado y el machismo ha dejado a las mujeres en la casa y al hombre ubicándolo en el lugar del poder.

Creo que la diversidad generalmente es rechazada por el patriarcado. Hay todo un movimiento donde las mujeres y las personas diversas están buscando su espacio en el mundo, lo cual es válido y lícito, pero a veces pasa que cuando se da un movimiento de cambio, aquel que ejerce el poder no quiere ese cambio.

Vemos en la actualidad un mundo completamente polarizado. Los discursos políticos son impresionantes en la manera como rechazan e insultan diciendo que es lo correcto para uno. Me asusta como las personas han perdido la capacidad de escuchar al otro -y de entender-]; si el otro es diverso, hay que aceptarlo. 

¿Esa capacidad de entendernos cree que empeore con el tiempo?

Yo creo que no. Soy una optimista empedernida, y creo que por eso escribo, porque quisiera con esos personajes de la ficción tender puentes con un “otro” que se pueda sentir reconocido. Ojalá este libro (La rebelión del género) ayude a entendernos y saber que la diversidad -más que asustarnos- debería alegrarnos.

El Perú en particular es un país absolutamente diverso en muchísimos aspectos y esa es nuestra riqueza. En lugar de sentir que el otro al que no conozco es diferente a mí -y me alejo-; ¿por qué no nos acercamos y aprendemos uno del otro? Así seríamos un país muchísimo más entrañable. 

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En su trabajo como psicoanalista según me indica logra que los padres acepten esos cambios. Si hablamos de las escuelas ¿cómo es el trabajo allí?

Es urgente la educación sexual en las escuelas. Hay movimientos que lo impiden, que no quieren hablar de eso, que lo sienten malo y es muy penoso, porque hay algunos discursos que se oponen por considerarlo contagioso. De la diversidad hay que aprender. Y todos los niños en la escuela deberían aprender que cada ser humano merece respeto. Las personas que se oponen y generan discriminación son peligrosas.

El Estado debería educar en una ética de humanidad, así de simple. Eso no tiene que ver con la clase, la raza, la orientación sexual. Se debe educar en el respeto, la solidaridad y en la humanidad. Parece bastante simple pero no sé porque no lo es.

Por una parte tenemos a un grupo de padres de familia que se opone a que se incorporen el enfoque de género; la educación sexual integral y otros en la currícula educativa para lograr la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Y por otro lado vemos casos de bullying ligados a estos temas. ¿Por qué oponerse a algo que podría hacer daño a sus hijos?

Las personas no sufren por ser distintas, por ser homosexuales, bisexuales, sino que sufren por la homofobia, por la transfobia, por la discriminacion, por la violencia. Si nosotros hablamos a nuestros niños del respeto que cada persona debe tener. Es un ser humano y eso debe ser suficiente. Así como nosotros pedimos respeto, como no vamos a darlo y por qué alguien debe sentir que tiene la autoridad para decidir cómo se debe ser o porque uno es mejor que otro. Me es muy difícil entender. Esa negativa y esa discriminación lo que genera es violencia, genera sufrimiento. Los niños son lo que les decimos que es. Si les enseñamos que somos todos humanos y que somos distintos lo van a tomar con naturalidad. 

Los niños actúan en base a lo que escuchan y ven de sus padres

En el libro menciono un caso que es lindo en relación a las nuevas familias. Una mamá quería criar a su hija en la diversidad y le dice a su hija de 4 años que habían diversas formas de familia de papá – mamá, de mamá – mama y de papá – papá. Y la niña sorprendida le respondió “hay de mamá y mamá, pero porque no me tocó esa a mí”. Les es natural y si les cuentas que las personas se aman no necesariamente para reproducirse sino porque tienen afinidad, y que el amor es amor en cualquier tipo de color y forma, van a entender. 

Los padres que cometen esos errores de juzgar a sus hijos, de no escucharlos, de fundarles prejuicios ¿cuánto es el daño que le causan a sus hijos?

Creo que es mucho. Lo que abogo en el libro es que nunca dejen de escucharlos. Si un niño viene a decirnos algo que siente y lo rechazamos lo que va a pasar es que ya no nos va a contar. Y la única manera que podamos estar cerca y cuidarlos es conversando y manteniendo la confianza. Hay que investigar, preguntar, explorar junto con sus hijos pues quizás ellos tampoco entienden.

Las consecuencias son la soledad, el dolor. Pienso que para muchas de las personas diversas el sufrimiento mayor es el rechazo de la familia. Obviamente la homofobia, la discriminación también es terrible, pero el dolor mas grande es el rechazo de quienes asumimos nos quieren. 

La idea es escuchar lo que venga. No lo sabemos todo, todo es muy nuevo y eso no es criticable, es normal. Los padres no nacemos sabiendo, pero aprendemos en el camino, paso a paso, pero en ese camino debemos escuchar e investigar.

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